lunes, 8 de febrero de 2010

Una America´s Cup de Brillantes

El que me conozca lo sabe y para quien no, se lo digo: soy fallero. Y soy fallero de esos que han nacido dentro del casal de una falla. Pequeñita, modesta, de las que no hacen ruido por el monumento, entre otras cosas porque no hay presupuesto para ello, pero una falla que poco a poco se ha ido sacando adelante y ya cumple casi sus 40 añitos y en los que quien susceribe siempre ha estado alli.
Pues bien. Todo esto viene porque ayer, para mi, como fallero, fue un día grande. La fallera mayor de Valencia me impuso la mayor recompensa que un fallero puede recibir de parte de la Junta Central Fallera para premiar su fidelidad a esta fiesta. Salí del Palacio de la Exposición de Valencia (por cierto, gran escenario), con mi Bunyol D´Or i Brillants amb Fulles de Llorer colgado del pecho. Todo un honor para mi, aunque quien no esté familiarizado con esta fiesta lo pueda considerar una tontería. Muy respetable.
Pero no todo quedó ahí y es que a veces las coincidencias dan mucha vida. Al llegar a mi casa me salí al balcón a fumarme un cigarro mientras hacía un repaso a todos estos años vividos como fallero al mismo tiempo que contemplaba el "pin". En ese momento sonó un carcasa, la que indicaba que comenzaba una mascletá. No era en mi honor, ni mucho menos, no soy tan vanidoso, pero por un momento quise imaginarme que quizás pudiera ser. Era algo mucho más grande y significaba que Valencia acogía una nueva edición de la America´s Cup, algo descafeinada, es cierto, pero no deja de ser la competición de vela más importante del mundo.
Puede parecer una tontería, pero fue un momento grande para mi. Grande porque me sentía reconocido por una fiesta a la que amo y admiro y que habíoa tenido un detalle conmigo, grande porque como he comentado, la mascletá era un poco en mi honor, aunque sólo fuera en mi pequeño mundoque me había creado en ese momento y orgulloso porque veía que en Valencia, además de las fallas, era grande por otros eventos, como la America´s Cup. Tendrá muchos detractores. Yo, la verdad, no entiendo casi nada de vela, pero me encanta que mi ciudad reciba, acoja y organice aconetncimeintos de esta índole, de repercusión mundial, que la hacen todavía más grande de lo que es.

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